30 octubre, 2020

Blog KE Innova

Abriendo nuestras escuelas a la personalización del aprendizaje

Las nuevas investigaciones acerca del aprendizaje nos han conducido hasta el desafío de redefinir las competencias para el siglo XXI como puerta de acceso a nuestra creatividad. La variedad de nuestra naturaleza humana está en el corazón de un nuevo modelo de escuela. Por eso, celebrar la diversidad de nuestros alumnos y profesores, comunicarlo en las reuniones con padres, buscar espacios, tiempos y lugares para conversar, exponer y mostrar las creaciones y el potencial de todas nuestras competencias.

A pesar de los datos económicos globales y de los índices de pobreza en buena parte del mundo, la escolarización universal ya es un logro en muchos países desarrollados. En países como el nuestro, el reto del siglo XXI no obedece a la búsqueda de nuevos sistemas de clasificación de alumnos en base a criterios como el cálculo, la lectura o la escritura. La sociedad de la información, la comunicación y el conocimiento busca la mejora universal de una escolarización obligatoria ya lograda con satisfacción. El reto de una sociedad con nuevas fuentes de información y distintas herramientas tecnológicas, apunta hacia la personalización y hacia el enriquecimiento del currículo. Necesitamos aumentar las oportunidades de aprendizaje y centrarnos en todas las competencias, no solo en aquellas que cuadran a la perfección con las áreas y los bloques de contenido.

La escuela uniforme es la escuela del siglo pasado.

Aquella en la que todos los alumnos debían aprender de la misma manera. Los sistemas educativos de las sociedades desarrolladas han superado el reto de la escolarización universal con éxito. Ha sido un paso muy importante para la historia de la educación y para el desarrollo de nuestras sociedades. La escuela uniforme, aquella que se vanagloria de usar los mismos métodos y las mismas herramientas de evaluación para todos, cumplió con su finalidad. Pero hoy todos vamos a la escuela y necesitamos del potencial de cada uno para hacer frente a los nuevos retos de nuestro futuro. Para lograr el desarrollo del proyecto de vida de cada estudiante se requieren proyectos educativos donde:

  • Aprender de formas distintas, no todos con el mismo material, las mismas experiencias y en el mismo momento y lugar, pero con un currículo compartido;
  • Itinerarios personalizados, al tiempo que se promueve el crecimiento en equipos, apostando por pedagogías integradoras de metodologías que lo hagan posible como los paisajes de aprendizaje, el aprendizaje-servicio, métodos de aprendizaje adaptativo con tecnología o el aprendizaje basado en proyectos,
  • Crecimiento constante, evaluado y demostrado en la mejora de todas las competencias de todos los alumnos;
  • Estudiantes, familias y profesores que comparten una visión de la educación integral y de las competencias necesarias en el siglo XXI, que se hace presente en programaciones, rótulos, espacios, conversaciones, en los patios…
  • Docentes, familias, tutores y expertos conectados, compartiendo espacios de trabajo;
  • Profesores que crecen como profesionales en la evaluación compartida y en sus dinámicas de reflexión para la acción y aprenden, constantemente, para mejorar su práctica y crecer innovando en proyecto,
  • Alumnos que se organicen de acuerdo a sus niveles de competencia,
  • Medidos con distintas herramientas que evidencian su desarrollo como porfolios, diarios de investigación, presentaciones públicas, pruebas orales y escritas… diluyendo vida y escuela, realidad y aprendizaje gracias a una evaluación auténtica,
  • En un currículo que haga local lo global,
  • En distintos tiempos y en distintos lugares, aunque con un seguimiento individualizado;
  • Teniendo a un tiempo tutores y grupos de referencia, donde las decisiones de gestión se tomen en comunidad: alumnos, familias y educadores,
  • Donde horarios, lugares, agrupaciones y planificación se organizan de acuerdo a las competencias y la evidencia de su maestría,
  • Donde el éxito se comprende y se evalúa no solo en las competencias lingüística, matemática y científica; también al aprender a aprender, en la competencias cultural y artística, en la social y ciudadana y en la autonomía e iniciativa personal, puertas para el desarrollo de la creatividad en cada estudiante.

Autor: Alfredo Hernando, Educador e investigador. Descubriendo el mundo de escuela en escuela.

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