“Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera,
cortar tablas o distribuir el trabajo, sino que primero has de evocar
en las personas el anhelo de mar libre y ancho”
Antoine de Saint-Exupery
Es difícil negar la sensación de que nos encontramos en un momento de supervivencia. Una era de volatilidad, incertidumbre, ambigüedad y complejidad. En tan solo un click vuelan las cifras de personas en situación de riesgo que no dejan de aumentar. De igual modo, en el día a día educativo somos testigos de la brecha que la pandemia ha multiplicado de inseguridades y dolor.
En contacto con nuestra fragilidad nos resulta más difícil apelar a un pensamiento optimista que pueda ayudar a remar contracorriente. Sin embargo, en las dificultades, en el sentimiento de pérdida, ahí es donde nace la esperanza de contactar con lo que sí que hay, con lo que sí se tiene. Nunca solo, sino junto con otros, en colaboración.
Michael Fullan en Liderar en una cultura de cambio, nos recuerda lo que él denomina las cinco competencias centrales, entre las que se encuentra “definir un fin ético”. Tener una finalidad poderosa que contribuya a la humanidad, que busque provocar un cambio positivo.
En esa misma línea, Otto Shamer en La teoría de la U nos inspira con su tránsito del “egosistema” al “ecosistema”, donde el acento se sitúa en el bienestar del conjunto, de todos.
La indagación apreciativa de los autores Miriam Subirana y David Cooperrider no se queda atrás. Para evolucionar nuestro foco ha de estar en nuestras aspiraciones, puntos fuertes y experiencias cumbre. La energía se ha de ubicar en lo que sí tenemos y en lo que sí queremos para poder avanzar en una construcción social de la realidad.
La indagación apreciativa, este último enfoque de desarrollo organizacional aplicado a un estilo de liderazgo en los centros educativos, señala la profunda huella que se imprime en los equipos cuando se trabaja desde una mirada que empodera. Centrada en las fortalezas y no en las debilidades. Aspirando a soñar alto y juntos con los recursos y la realidad existente. Dispuestos a diseñar y prototipar en base a aspiraciones compartidas para actuar rápido “sin pedir perdón ni permiso”.
La pregunta es: ¿queremos estar listos para adoptar una nueva óptica, una nueva forma de mirar la realidad?
Son tiempos de creatividad, de esperanza, de colaboración… “de volver a mirar a nuestro vecino por si necesita agua, leche, pan… o la clave de nuestra WIFI”. Son tiempos de transformación. Y la sorpresa en educación es que estamos todos invitados. ¿Dónde vamos a decidir estar en esta forma de aproximarse a la realidad? ¿Ante la oportunidad de co-crear juntos para responder a los retos que está viviendo la escuela? El lenguaje crea realidad, nuestra mirada también. ¿Preparados para indagar y apreciar?
Autores: Alfredo Hernando y Loli García, Escuela 21